domingo, 4 de noviembre de 2007

Aprendiendo a ser puntual

Me considero una persona puntual. En lo más profundo de mi código genético está definido que ser puntual significa estar al menos diez minutos antes de lo acordado. "Mejor esperar, que otros esperen por tí" debe ser el mensaje más popular en mis genes. Por supuesto es mucho el tiempo que he perdido esperando por quienes suelen llegar al menos diez minutos más tarde de lo acordado.

O sorpresa cuando descubro que mi puntualidad no me sirve acá, al menos con los autobuses. El sistema de transporte en Calgary funciona muy bien. Los buses llegan a cada parada en el horario establecido, en punto! Pues cuando por primera vez que me toca tomar el bus para ir a la ciudad y voy a despedirme de mis anfitriones, éstos con cara de asombro me preguntan ¿a dónde vas? Pues a la parada respondo un poco extrañado por la pregunta. Pero si faltan 15 minutos y son 200 metros para la parada, explican. Pensé que no tenían idea de lo que era una persona responsable y puntual, así que cariñosamente les respondí... me voy un poco antes... porsia... no vaya a pasar antes ... además no quiero hacerle esperar . Al unísono casi me gritan "pero hace frío y tendrás que esperar más de 10 minutos". Pero yo, haciéndole más caso a mi código genético, me marcho contento y orgulloso a la parada.

Si hacía un poco de frío, pero nada que no se quitara dando unos brinquitos. Solito en la parada estuve un buen rato, hasta que un par de minutos antes de la hora para el bus, comienza a llegar un poco de gente. Para mi que estaban escondidos (detrás de los árboles, en las esquinas o en los garajes), demasiada casualidad que todos llegaran a la vez. De pronto éramos como 12 y zaaaz... llegó el autobus. A la hora exacta. Y yo pasando frío y dando brinquitos.

Desde entonces día a día lucho contra mi código genético y para dejar de pasar frío inútil. No me es fácil, cada vez cuando faltan 15 minutos para la llegada del bus me entra una angustia, un nerviosismo que me hace salir corriendo a la parada. Y siempre llego antes, siempre me toca esperar.

Últimamente he tenido progresos. Ahora me quedo vestido y listo en la puerta del apartamento viendo fijamente el reloj, camino lento, casi que voy en zig-zag, con tal de llegar más tarde a la parada. Re-escribiendo los genes pues. El viernes pasado iba a la parada sonriendo, sobrado por mis avances cuando sucedió lo temido: sino es por la carrera que pego, me deja el autobus! Vaya susto, que va, eso no me vuelve a pasar.

Mañana es lunes y al parecer hará frío.
Me temo que no me salvo de los brinquitos
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1 comentario:

Anónimo dijo...

aparte del dar brinquitos tambien llevas en los tus genes el saber escribir sabroso..!!!!hermano del alma!!!!